viernes, 9 de septiembre de 2016


  ¿PARA QUÉ SIRVE REALMENTE LA ÉTICA?
Postulados de Adela Cortina

Por: Hernando Jaimes


Tratar de dar y socializar al mundo un concepto de ética universalmente valido y aceptado ha sido una tarea que a través del tiempo muchos autores y académicos han querido llevar a cabo. Han sido muchos los intentos y resultados de esta misión, sin embargo, la tarea se complejiza al momento de iniciar la exploración de lo que se comparte de este concepto.

Muchos autores han tratado de dar respuesta a este interrogante desde sus perspectivas y puntos de referente, compartiendo posiciones certeras y con gran validez que tocan aspectos fundamentales sobre la temática a tratar.

Adela Cortina es una filósofa española nacida en la ciudad de Valencia (1947), ganadora del Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2007. Es catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y directora de la Fundación ÉTNOR, Ética de los Negocios y las Organizaciones.

­Desde el punto de vista de Adela Cortina, se puede abordar la ética como un tipo de saber que pretende orientar la acción humana en un sentido racional. Es decir, su objetivo principal es llevar al ser humano a actuar de un modo racional. Para lograr actuar de un modo racional, se tienen en cuenta dos saberes fundamentales: el saber teórico que se preocupa por conocer que son las cosas y el saber práctico, el cual se  interesa por el discernir qué debemos hacer y cómo debemos orientar nuestra conducta, en los cuales se encuentra los que dirigen la acción y los que nos enseñan a obrar bien.
Los modos del saber ético o modos que nos ayudan a orientar racionalmente las acciones son el aprender a tomar decisiones prudentes y aprender a tomar decisiones moralmente justas; Las decisiones prudentes están relacionadas con el obrar racionalmente, el cual consiste en saber deliberar bien antes de tomar una decisión teniendo en cuenta que sea la más adecuada y lo que se haya elegido. La ética vela por que la persona aprenda a deliberar de manera correcta, para lo cual se necesita forjarse un buen carácter, ya que gracias a él, se afrontan situaciones y toman decisiones.

Factores que intervienen en la interacción social.

De igual manera, el carácter no lo es todo, ya que las circunstancias influyen y se explora la moral, valores y normas de los cuales nos podemos apropiar activamente o rechazar libremente, lo cual nos convertirá en personas sabias por ser prudentes en nuestras elecciones.

El ideal es habituarse a hacer buenas elecciones, para lo cual se necesita conocer los objetivos de vida, tomar decisiones en función de dichos objetivo y tener la habilidad para optar por los medios adecuados para alcanzarlos, como es el caso de los empresarios quienes además de esto pueden adaptarse a nuevos medios e imaginar otros.

Es por esto, que la ética es un saber practico preocupado por conocer el fin de nuestra acción para poder decidir los hábitos que se deben asumir, ordenar las metas intermedias, valores por los cuales debemos orientarnos o qué modo de ser incorporar para así obrar con prudencia y tomar decisiones acertadas bajo la libertad, responsabilidad y el futuro.

Tomar decisiones moralmente justas incluye obrar de manera prudente y justa y para ello se debe averiguar los valores  y derechos que han de ser racionalmente respetados. Para ello se debe tener en cuenta la moral crítica y el derecho positivo que se distinguen en que el primero es universal y se puede poner en cuestión y condenar normas vigentes de acuerdo al contexto y el segundo que es vigente solo es un país determinado; y la moral crítica y socialmente vigente.



Tratar de asegurar a todos unos mínimos de justicia es condición indispensable para que una sociedad funcione democráticamente, no se puede pedir a los ciudadanos que se interesen por el debate público, por la participación pública, si su sociedad ni siquiera se preocupa por procurarles el mínimo decente para vivir con dignidad. Éste es un presupuesto básico que ya no cabe someter a deliberación, sobre lo que se debe deliberar es sobre el modo de satisfacer ese mínimo razonable, teniendo en cuenta los medios al alcance.

Por lo tanto quien ingresa en una profesión se compromete a proporcionar ese bien a su sociedad, tiene que prepararse para ello adquiriendo competencias adecuadas, y a la vez ingresa en una comunidad de profesionales que comparten la misma meta. 

La cuestión no es, pues, en las escuelas y universidades formar sólo técnicos bien especializados que puedan competir y atender a las demandas de los mercados, sean las que sean, sino educar a buenos ciudadanos y a buenos profesionales, que saben utilizar las técnicas para ponerlas al servicio de buenos fines, que se hacen responsables de los medios y de las consecuencias de sus acciones con vistas a alcanzar fines mejores.


Se puede concluir y dando respuesta al interrogante que se plantea la autora que la ética sirve para recordar que es más prudente cooperar que buscar el máximo beneficio individual, caiga quien caiga, buscar aliados más que enemigos. Y que esto vale para las personas, para las organizaciones, para los pueblos y para los países, ya que, ninguna sociedad puede funcionar si sus miembros no mantienen una actitud ética. Ni ningún país puede salir de la crisis si las conductas antiéticas de sus ciudadanos y políticos siguen proliferando con toda impunidad (Cortina, 2013).


Cortina, A. (2013). ¿Para qué sirve realmente la ética? Paidós.