¿PARA
QUÉ SIRVE REALMENTE LA ÉTICA?
Postulados de Adela Cortina
Por: Hernando Jaimes
Tratar
de dar y socializar al mundo un concepto de ética universalmente valido y
aceptado ha sido una tarea que a través del tiempo muchos autores y académicos
han querido llevar a cabo. Han sido muchos los intentos y resultados de esta
misión, sin embargo, la tarea se complejiza al momento de iniciar la
exploración de lo que se comparte de este concepto.
Muchos
autores han tratado de dar respuesta a este interrogante desde sus perspectivas
y puntos de referente, compartiendo posiciones certeras y con gran validez que
tocan aspectos fundamentales sobre la temática a tratar.
Adela Cortina es una filósofa española nacida en la ciudad de Valencia (1947), ganadora del Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2007. Es catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y directora de la Fundación ÉTNOR, Ética de los Negocios y las Organizaciones.
Adela Cortina es una filósofa española nacida en la ciudad de Valencia (1947), ganadora del Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2007. Es catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y directora de la Fundación ÉTNOR, Ética de los Negocios y las Organizaciones.
Desde
el punto de vista de Adela Cortina,
se puede abordar la ética como un tipo de saber que pretende orientar la acción
humana en un sentido racional. Es decir, su objetivo principal es llevar al ser
humano a actuar de un modo racional. Para lograr
actuar de un modo racional, se tienen en cuenta dos saberes fundamentales: el saber teórico que se preocupa por
conocer que son las cosas y el saber
práctico, el cual se interesa por el
discernir qué debemos hacer y cómo debemos orientar nuestra conducta, en los
cuales se encuentra los que dirigen la acción y los que nos enseñan a obrar
bien.
Los
modos del saber ético o modos que nos ayudan a orientar racionalmente las
acciones son el aprender a tomar decisiones prudentes y aprender a tomar decisiones
moralmente justas; Las decisiones prudentes están relacionadas con
el obrar racionalmente, el cual consiste en saber deliberar bien antes de tomar
una decisión teniendo en cuenta que sea la más adecuada y lo que se haya
elegido. La ética vela por que la persona aprenda a deliberar de manera
correcta, para lo cual se necesita forjarse
un buen carácter, ya que gracias a él, se afrontan situaciones y toman
decisiones.
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Factores que intervienen en la interacción social. |
De
igual manera, el carácter no lo es todo, ya que las circunstancias influyen y
se explora la moral, valores y normas de los cuales nos podemos apropiar
activamente o rechazar libremente, lo cual nos convertirá en personas sabias por
ser prudentes en nuestras elecciones.
El
ideal es habituarse a hacer buenas elecciones, para lo cual se necesita conocer
los objetivos de vida, tomar decisiones en función de dichos objetivo y tener
la habilidad para optar por los medios adecuados para alcanzarlos, como es el
caso de los empresarios quienes además de esto pueden adaptarse a nuevos medios
e imaginar otros.
Es
por esto, que la ética es un saber practico preocupado por conocer el fin de
nuestra acción para poder decidir los hábitos que se deben asumir, ordenar las
metas intermedias, valores por los cuales debemos orientarnos o qué modo de ser
incorporar para así obrar con prudencia y tomar decisiones acertadas bajo la
libertad, responsabilidad y el futuro.
Tomar
decisiones moralmente justas incluye obrar de manera prudente y justa y
para ello se debe averiguar los valores
y derechos que han de ser racionalmente respetados. Para ello se debe
tener en cuenta la moral crítica y el derecho positivo que se distinguen en que
el primero es universal y se puede poner en cuestión y condenar normas vigentes
de acuerdo al contexto y el segundo que es vigente solo es un país determinado;
y la moral crítica y socialmente vigente.
Tratar de asegurar a todos unos mínimos de justicia
es condición indispensable para que una sociedad funcione democráticamente, no
se puede pedir a los ciudadanos que se interesen por el debate público, por la
participación pública, si su sociedad ni siquiera se preocupa por procurarles
el mínimo decente para vivir con dignidad. Éste es un presupuesto básico que ya
no cabe someter a deliberación, sobre lo que se debe deliberar es sobre el modo
de satisfacer ese mínimo razonable, teniendo en cuenta los medios al alcance.
Por lo tanto quien ingresa en una profesión se compromete a
proporcionar ese bien a su sociedad, tiene que prepararse para ello adquiriendo
competencias adecuadas, y a la vez ingresa en una comunidad de profesionales
que comparten la misma meta.
La cuestión no es, pues, en las escuelas y universidades formar sólo técnicos bien especializados que puedan competir y atender a las demandas de los mercados, sean las que sean, sino educar a buenos ciudadanos y a buenos profesionales, que saben utilizar las técnicas para ponerlas al servicio de buenos fines, que se hacen responsables de los medios y de las consecuencias de sus acciones con vistas a alcanzar fines mejores.
La cuestión no es, pues, en las escuelas y universidades formar sólo técnicos bien especializados que puedan competir y atender a las demandas de los mercados, sean las que sean, sino educar a buenos ciudadanos y a buenos profesionales, que saben utilizar las técnicas para ponerlas al servicio de buenos fines, que se hacen responsables de los medios y de las consecuencias de sus acciones con vistas a alcanzar fines mejores.
Se
puede concluir y dando respuesta al interrogante que se plantea la autora que
la ética sirve para recordar que es más prudente cooperar que buscar el máximo
beneficio individual, caiga quien caiga, buscar aliados más que enemigos. Y que
esto vale para las personas, para las organizaciones, para los pueblos y para
los países, ya que, ninguna sociedad puede funcionar si sus miembros no mantienen
una actitud ética. Ni ningún país puede salir de la crisis si las conductas
antiéticas de sus ciudadanos y políticos siguen proliferando con toda impunidad (Cortina,
2013) .
Cortina, A. (2013). ¿Para qué sirve realmente la
ética? Paidós.